Bogotá, Octubre 2016
Señores:
Docentes
Estimados docentes, colegas y compañeros.
Es un honor poder escribir y dirigir estas palabras a ustedes, con el mayor respeto y admiración por nuestra profesión, pero con un único propósito de compartir mis conocimientos en torno a la importancia que tiene la práctica del Discurso Oral dentro de nuestro quehacer pedagógico.
Sé que para ustedes no es un tema ajeno, porque se realiza de manera diaria y constante, y es ahí donde radica mi preocupación y es la finalidad que cumple la realización de este documento.
No es tan descabellado hablar de discurso oral, quizás se nos ha tornado una práctica sencilla a la que ya no colocamos la atención necesaria, pero es quizás el fondo del problema en el que radican algunos inconvenientes cuando pretendemos enseñar.
Nos hemos olvidado que nuestra herramienta fundamental es la palabra, y el poder que ella obtiene, el discurso coloca en evidencia nuestro interés frente a un grupo determinado, más aun cuando hablamos de contextos escolares, donde el docente es referente de imitación, tenemos el poder en nuestras manos podemos despertar pasión e interés por algún tema en particular o por el contrario enfrentar de manera negativa sus convicciones frente a este por parte del alumno. Nuestro discurso, y junto al lenguaje no verbal que expresemos podemos llegar a influenciar masas y convicciones, debemos invitar a nuestros a alumnos a utilizar estos mecanismos para hacernos más críticos y consecuentes entre nuestros pensamientos y actos, el verdadero hecho pedagógico se resiste al convesionalismo, el arte de aprender y estudiar no se genera de un momento a otro es el engranaje de un sin número de situaciones propuestas por docentes y alumnos en un trabajo mancomunado bajo un dialogo permanente.
La invitación se fundamenta en utilizar la palabra y el discurso como una fuente de poder pero con características participativas, y democráticas donde todos tanto alumnos como docentes tengan la oportunidad de expresar a buena fe sus convicciones y puedan transmitir conocimientos, prevaleciendo el respeto por la opinión del otro, generando así espacios discursivos y de debate, que enriquezcan el acto pedagógico haciendo de nuestros estudiantes personas observadoras, críticas y argumentativas, agregados que le serán de gran utilidad dentro de se desarrolló social y profesional
Por lo anterior no puedo dejar de lado para exaltar la importancia que tiene el desarrollo de nuestras funciones como docentes, el acto de enseñar no lo realiza de mejor manera cualquier persona de seguro capacitada de manera excelente, pero al momento de transmitir conocimientos solo un docente está en la capacidad de adecuar, utilizar e implementar el mecanismo metodológico que se acople a la necesidad justa que requiere el grupo de estudiantes las cuales les facilitara la concepción de los conocimientos.
Espero con lo anterior haber logrado reestablecer la postura que usted maneja frente a su discurso oral, y no olvidar la valiosa función que se cumple como docente, junto con la familia se forja el pilar de la sociedad.
“Un educador debería tener máxima autoridad y mínimo poder”.
Thomas Szasz.
Cordialmente,
- Leidy Zolanye Moreno
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ResponderEliminarZolanye, logras hacernos pensar acerca de nuestra labor con el disurso oral... reflexionar desde Prieto Castillo
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